Sí, llegó el momento que ninguno quería que llegara: se acabaron los viernes golosos. Hay que reconocer que estábamos empezando a echar un poco de barriga, pero es que estaba todo taaaan rico que era imposible resistirse.
En la caja estaban Eva y Raúl y detrás de la barra, sirviendo tortilla, pechugas empanadas, bizcocho de chocolate y bizcocho de nuez, Rebeca y Saray. El resto de alumnos y profes hicimos una cola muy larga para comprar los vales y salimos corriendo a coger los pinchos. ¡No quedaron ni las migas!